'Zaplana, el brazo incorrupto del PP' Impactante libro de Alfredo Grimaldos Feito
El ensayo que acabó con la vida política del artífice de Terra Mítica, según dijeron varios asistentes a la reunión de la dirección del PP tras el Congreso celebrado en Valencia, fue realizado por Alfredo Grimaldos Feito, escritor, periodista e investigador como hay pocos en el panorama profesional español. El PP sabe que el diputado Eduardo Zaplana está incurso en muchos de los sumarios incoados en aquella Comunidad y también en la de Madrid, aunque ahora mismo estén durmiendo, cada uno de aquellos sumarios, el sueño de todas las injusticias en nuestro atribulado país.
Para no irme por las ramas, tengo que manifestar que aún no he dado con la
manera de materializar el desagravio inaplazable a mi fraternal amigo, hermano
sobre todo e incluso muchísimo más que todo esto. Débole tal reparación
pues, en su momento, dejé pasar tiempo para hacerme eco del extraordinario
ensayo que segó la vida política de Eduardo Andrés Julio Zaplana Hernández-Soro,
o Eduardo Zaplana a secas, el dirigente valenciano de la derecha más
ancestral y personaje de ocios y negocios, más que persona, cual existen
pocos, hasta el punto de que sus allegados y seguidores tenían en él al
maestro referencial, aun disponiendo siempre, al tenerlo a mano, del
‘ineffabilis' Carlos Fabra, al que sus lacayunas huestes denominan don
Alfonso cuando hablan a sus espaldas. Como ya todo el mundo debería saber,
Carlos Fabra lleva siglos burlándose de la Justicia, ora embaucando, ora haciéndoles
favores a funcionarios proclives, ora logrando cualesquiera traslado que se le
antoja a su saber, y más entender, alejando cuanto arriesgado peligro ronde
su cacicazgo, que él conjura ‘como sultán de las islas Baleares que/ con
redes amenazadoras,/ realizan sus compinches malabares'. Carlos Fabra es una
demostración viviente y palpable de que la "La ley es tela de araña/ en
mi ignorancia lo explico/ No la tema el hombre rico/ nunca la tema el que
mande/ pues se salva al bicho grande/ y sólo enredará a los chicos",
cual recita "El gaucho Martín Fierro" argentino en la homónima,
extraordinaria y grandiosa obra poética del escritor José Hernández
Pueyrredón, afanado en el ‘emblema de la argentinidad' que él potenciaría
literaria, activa y resueltamente en su inquebrantable militancia, repleta de
"sueños, duelos y quebrantos'.
Retorno al origen de este comentario, afirmando que Alfredo Grimaldos Feito
es, hoy por hoy, el mejor periodista de investigación que existe en el
desolador panorama del periodismo español, si no el único.
Pues sabe bien que el "periodismo de investigación" está contra el "periodismo policial" al que tan mal quieren acostumbrarnos. Alfredo Grimaldos Feito utiliza siempre las cinco ‘patas del banco' en sus cartesianas indagaciones periodísticas. Es decir, la investigación en sí misma, los trabajos hemerográficos, el método analógico bibliográfico, los testimonios directos e indirectos, la verificación documental, las aportaciones periciales y, además, las pruebas tasadas, aquéllas que, en Derecho, son las que, por distingo de la norma de libre estimación del magistrado, la ley las exige específicamente para acreditar cualquier suceso. Alfredo Grimaldos Feito huye de las filtraciones como los gatos escapan veloces del agua fría. Estoy en condiciones de afirmar con rotundidad que los periodistas de investigación en activo ‘sólo' acuden a ‘las fuentes' de la Policía, los servicios secretos, los partidos políticos, la banca y las poderosas empresas representados en la CEOE, aunque después asegurarán que lo que han publicado ha sido el producto de "sus esforzadas tareas investigadoras". Mentiras sobre mentiras, falsedades sobre sus falsedades. Si aún no han formalizado el requiemscat in pacem del periodismo, lo debemos a que, todavía, existen personas como Alfredo Grimaldos Feito y pocos más, que podríamos contar con los dedos de una mano, quienes están sosteniendo en alto la decencia y la dignidad periodísticas, desaparecidas en nuestra maltrecha profesión. Quien tenga alguna duda, debía realizar su propia encuesta entre ‘periodistas de investigación', puesto que crecen como las setas entre tanto desatino. Al buen entendedor, pocas palabras bastan.
El libro sobre Eduardo Zaplana escrito por Alfredo Grimaldos Feito lo tienen ya casi todos los diputados, congresistas y senadores, y también está en poder de catorce jueces instructores, al menos, de las inútiles comisiones de investigación (?) que han creado tanto la Asamblea de Madrid como la dirección nacional del PP, aunque ésta la tiene en suspenso hasta saber el resultado de la comisión entorpecida por el Gobierno de Madrid con los permanentes impedimentos que ordenan Granados y Aguirre, convirtiendo la investigación en una cómica tramoya enredada para aparentar o engañar, con el propósito antilampedusiano de ‘no hacer nada' para que todo siga igual; todas las sesiones ‘investigadoras' han evidenciado todavía más que el PP de Madrid impide a toda costa que nadie pueda conocer ninguno de los entresijo de sus enjuagues, negocios multimillonarios con los dineros públicos, comisiones devenidas de las privatizaciones cotidianas, corrupciones permanentes en la Presidencia y en todas las consejerías, y así, hasta la eternidad. El libro escrito por Alfredo Grimaldos Feito, Zaplana, el brazo incorrupto del PP, también lo han leído cada uno de los que integran la Fiscalía Anticorrupción. Por supuesto, también bastantes magistrados y jueces, cuya decencia está forjada al fuego de las presiones, han adquirido ejemplares del libro de Alfredo sobre Zaplana, puesto que ha supuesto un auténtico aldabonazo contra la permanente corrupción y el repugnante enriquecimiento que, aunque Alfredo lo haya centrado en la indignante trayectoria de Eduardo Zaplana, es un retrato referencial del noventa y cinco por ciento de sus cofrades, sobre todo en el franquista Partido Popular, y también en el PSOE y en Convergencia i Unió (CiU). De las seis querellas criminales interpuestas contra Alfredo, los jueces han archivado tres; otra fue retirada por su promotor y, sobre la última, la jueza decidió deducir testimonio de oficio por tratarse de una denuncia falsa del querellante. Pero mucho más significativo que todo eso, ha sido que, nada más tener noticias del libro, Eduardo Zaplana puso en marcha su red purgadora y sus activos policiales para que amenazaran a quien se atreviera a vender y, aún más, exponer, el ensayo contra él escrito por Alfredo Grimaldos Feito. Todo fue y todo ocurrió, y lo contrario también.
Formular esta flagrante contradicción exige que mis argumentos sean convincentes. No va a resultarme difícil. Lo sintetizo en tres puntos. El primero, que el libro de Alfredo, Zaplana, el brazo incorrupto del PP, ha sido boicoteado por las presiones perpetradas por lacayos y sayones del máximo beneficiario de Terra Mítica, como de sus millares antimythicus abordajes cotidianos y sus comisiones porcentuales correspondientes a los trámites y gestiones oportunos realizados por él en favor de los caciques y derivados, colegas, franciscocorreas, gonzálezpaneros, martinvascos, lópezviejos y centenas de sepúlvedas que integran esa ralea indigna que tiene buenas conexiones en cada uno de los poderosos aparatos del Estado ¿democrático?, para sonrojo y vergüenza de nuestra desmovilizada e inerme sociedad, aquietada y en sus trece, afirmando que "corrupción a tal nivel siempre ha existido, existe y existirá", quedándose tan pancha. Sindicatos y partidos de "izquierda" no han sido, ni son, ajenos a tanta indolencia social. Son tan culpables, o quizás más, que los poderes económico-políticos que patrocinan aquellas inquietantes actitudes mayoritarias.
En segundo lugar, que las reacciones contra el boicot al ensayo Zaplana, el brazo incorrupto del PP, con avalancha de protestas, rechazos y reclamaciones, hizo que el libro fuera promocionado sin necesidad de campañas mercadotécnicas ni inversiones económicas de ningún tipo. Produjo, por el contrario, los efectos que Zaplana quería evitar, y hasta del Comité Nacional del PP, Zaplana fue apartado por la propia dirección de manera evidente para el resto de los mortales, sin aplicarle ni el Principio de Peter ni tan siquiera la Ley de Murphy. Realmente, está más que demostrado, el ensayo de Alfredo Grimaldos Feito sobre Eduardo Zaplana ha sido lo que descabalgaría de la cureña del cañón al que era aguerrido puntero del PP, provocando que éste fuera defenestrado como una de las "primeras medidas del partido en esta nueva etapa de transparencia" (sic), tal cual manifestaba María Dolores de Cospedal en su inicial intervención tras ser designada nueva Secretaria General del PP. Pero el juez Garzón, poco después, puso patas arriba todos sus demagógicos propósitos.
En tercer lugar, ya por último, no hay en nuestro país ningún periodista
que pueda decir que no ‘ha fusilado' algún pasaje, o muchos de ellos, del
ensayo que escribió Alfredo Grimaldos Feito sobre Zaplana, al que investigó
como ningún periodista hace (los reportajes que publican ahora mismo,
motejados como de investigación, consisten en reescribir
filtraciones policiales interesadas, dossiers proporcionados por banqueros e informaciones
de similares bajezas y humillaciones, procedentes de empresas y firmas
multinacionales y de relevantes actores de mezquindades y sevicias, cuyos escrúpulos
jamás nadie ha podido conocer. Sellaré este capítulo después de destacar
que La CIA en España, otro libro de Alfredo Grimaldos Feito, ha sido
la estrella en la Feria del Libro de La Habana, República de Cuba,
celebrada recientemente, así como en Guadalajara y en otras ciudades que
ahora mismo no vienen al caso.
Pero antes de que Alfredo Grimaldos Feito tenga la palabra, estoy
obligado a informar del reciente trabajo de nuestro fraternal amigo, La
Iglesia en España, su último libro, un extenso ensayo que ha publicado
Ediciones Península, que Alfredo Grimaldos Feito presentará este miércoles,
día 11 de marzo, en la Sala Manuel de Falla de la SGAE, a las siete de la
tarde, y muy bien acompañado por Gonzalo Puente Ojea, Manuel Fernández-Cuesta,
Eduardo Bautista y, sobre todo, de sus incondicionales troupes de
encendidas amistades, como de personas impías y de sus agigantados hermanos
flamencos, a los que Alfredo siempre ha venerado, todos ellos apoyados en las
peñas alfredinas de sus polifémicos cariños y alguna que
otra amargura.
Volviendo al libro de Alfredo Grimaldos Feito sobre Eduardo Zaplana, diré que
en Ediciones Foca habían publicado quince mil ejemplares en la primera edición.
Después comprobaron que se habían quedado cortos. Puesto que la distribución
inicial funcionó a las mil maravillas, hasta el punto de colocar todos los
ejemplares desde el primer momento. Los libros devueltos por El Corte Inglés
volverían a ser distribuidos enseguida, tras las andanadas contra la dirección
de esta macro empresa. Agotada la edición, ya debería estar otra en marcha.
Decisión que sólo corresponde a la editorial. Pero el capítulo de darle la
palabra a mi buen hermano Alfredo sólo es decisión mía, y quiero hacerlo
ya, ahora mismo, diciendo desde aquí que Alfredo Grimaldos Feito tiene la
palabra. Los que siguen a continuación son pasajes de bastantes
conversaciones que ambos hemos tenido y sostenido y que, por su carácter atlántico,
he tratado de resumir sin restarle esencia alguna a sus manifestaciones.
Repito, Alfredo tiene la palabra.
Alfredo Grimaldos Feito tiene la palabra
"He dedicado un año a investigar este asunto. A lo largo de ese tiempo,
he viajado numerosas veces a Benidorm, Alicante, Valencia e, incluso, a
Cartagena, donde nació Zaplana y de donde es originaria su familia. Así he
ido reconstruyendo su trayectoria, desde que era estudiante de Derecho con un
expediente poco modélico. Después, cómo se casó con la hija de uno de los
magnates hosteleros de Benidorm, Miguel Barceló, y, a partir de ahí, cómo
empezó su ascenso político. Mi trabajo ha estado basado en los cuatro
pilares del periodismo de investigación; hemerografía, bibliografía,
pruebas documentales y testimonios personales. Tengo que agradecer su
excelente tarea a periodistas del diario ‘Levante', como son Juan Antonio
Blay y Quico Arabí, y también de otros medios, como ‘Información' de
Alicante o ‘Canfali', periódico de Benidorm. Todos han seguido los pasos de
Eduardo Zaplana durante años. Desde el principio, estaba claro, que éste era
personaje poco recomendable en el actual panorama político y, precisamente
por eso, decidimos hacer un libro sobre él. Zaplana es la ‘quintaesencia'
de la podredumbre, una persona sin ideología que busca el enriquecimiento
personal y el poder. Ya lo advertía él mismo, al principio de su carrera,
cual mostraron las cintas del ‘Caso Naseiro'; no tiene nada que ver, por
ejemplo, con el ultraderechismo clerical clásico de Ángel Acebes. Si Eduardo
Zaplana hubiese caído en el PSOE, podría ser un Luis Roldán u otro Rafael
Vera. Oficialmente, no ha habido ninguna reacción oficial por parte de
Eduardo Zaplana.
Sí tenemos constancia de que Zaplana ha movido sus tentáculos para evitar que el libro tuviese eco en los medios de información. Obviamente, la devolución de ejemplares por ‘El Corte Inglés' fue a consecuencia de sus presiones. Por otra parte, no pude presentar el libro en el ‘Círculo de Bellas Artes', donde suelen hacer todas las presentaciones de editorial FOCA. En la ocasión, por primera vez en la historia, los responsables del Círculo decían que no era recomendable ‘hablar allí de la obra'.
El libro se retiró repentinamente de todos los centros de ‘El Corte Inglés'.
Delante de clientes, incluso, sin esperar a que acabara la jornada laboral. La
orden llegó de ‘las alturas' y fue fulminante. Después de eso, primeros días,
cuando iban a pedir el libro, en cada lugar decían una cosa diferente. Había
dependientes que contestaban que ‘sí los estamos vendiendo aquí' y
‘estamos vendiéndolo bien'. Otros, más avisados, decían que estaba
agotado y que, además, no podían pedir más; después hacían el paripé de
pedir algunos ejemplares, pocos, tras la ‘traca' que lían en internet.
Ahora ya sí pueden encontrarlo en algunos centros, mientras que en otros
siguen diciendo que ‘está agotado en la editorial'. Que yo sepa, de los
grandes diarios ‘comerciales', por decirlo de alguna manera, sólo se hizo
eco de la historia el periódico ‘Levante' de Valencia, hablando, sin
precisar el nombre, de ‘un centro comercial'. La cifra de publicidad que
facturan a El Corte Inglés tapa casi todas las bocas.
Pero no sólo he sufrido censura por la parte ‘zaplanista'. También me
vetaron las vírgenes vestales de la libertad de información del imperio
Polanco. José María Calleja me invitó a participar en el programa ‘Cara a
cara' de CNN+, y horas antes de que viniera el coche a recogerme, me llamó la
productora con voz temblorosa, diciéndome que se había ‘caído' el otro
participante y que como no daba tiempo de encontrar sustituto, suspendían la
grabación. Pero el programa lo hicieron con quien iba a ser mi contertulio,
que no se había ‘caído' a ningún sitio, y otro más, nuevo, claro. Al
parecer, alguien llamó desde la dirección de la empresa para decir que yo no
podía participar en medios del grupo por haber escrito de Polanco. No sé a
qué se referían. Quizás a que en mi libro ‘La sombra de Franco en la
Transición' recordaba que Rodolfo Martín Villa era ministro del Interior y
controlaba todas las tramas fascistas cuando un comando ultraderechista puso
una bomba en el diario ‘El País' y asesinó a uno de sus trabajadores. Por
la ‘inexplicable' paradoja, Martín Villa es hoy presidente de Sogecable.
El veto también puede estar relacionado con algo que publiqué en el libro ‘La CIA en España'. Por ejemplo, que cuando Jesús Polanco pasó a formar parte de la ‘Comisión Trilateral', lo primero que hace es llamar a Joaquín Estefanía, autor del libro ‘La Trilateral en España' y nombrarle jefe de economía de ‘El País'. Joaquín Estefanía, antiguo ‘maoísta' que llegó a ser director del diario, pidió a su editor, Ramón Akal, que retirara el libro de la circulación, pero sin conseguirlo. Cuando se enteró el comisario político de turno, tapó aquel mínimo resquicio por donde has logrado ‘colarte'; los grandes santones del periodismo ‘independiente', como Calleja, tragan sus órdenes sin rechistar ni objetar mandato alguno.
Nada más empezar su carrera política, Eduardo Zaplana, con poco más de treinta años, ya dijo, está grabado en las cintas del ‘Caso Naseiro', que "necesito mucho dinero para vivir y quiero hacerme rico", mientras trapichea con la recalificación de un solar para comprarse un ‘Opel Vectra' con sus ganancias en aquella operación. Después, accedió a la Alcaldía de Benidorm sin haber ganado las elecciones correspondientes, comprando a una concejala, tránsfuga del PSOE. Comete todo tipo de irregularidades y eso le permite llegar a la Generalitat, donde las operaciones turbias con los dineros públicos las incrementan con muchos ceros. A pesar de que bastantes de sus más íntimos están imputados en hechos delictivos y de que a él le salpican por cualquier parte la sombra de la corrupción, Aznar lo convierte en ministro suyo, blindándole como aforado. Todo es consecuencia de un sistema político sobre el que la ciudadanía no tiene ni el mínimo control. Zaplana forma parte de una casta que legisla en su propio beneficio. No hay que olvidar que es íntimo amigo de Pérez Rubalcaba, sinque pesen los sainetes que ambos perpetran en el Congreso. Como amigo de José Bono también, con quien comparte cariños y favores de un individuo como es ‘El Pocero'.
La Justicia está para perseguir a los pobres e insumisos. Ni los amigos del
rey ni los banqueros ni los políticos van a la cárcel. Los procedimientos
judiciales contra personajes poderosos son eternizados premeditada y
alevosamente, pues sus legiones de abogados defensores de gran ‘renombre',
se encargan de embarullar cualquiera de los procesos penales y civiles contras
sus clientes. Por otra parte, muy pocos jueces quieren complicarse la vida. Sólo
hay que ver el caso de uno de los antiguos aliados de Eduardo Zaplana, Carlos
Fabra, imputado en un multimillonario fraude contra la Hacienda Pública. Ya
son ocho, quizá nueve, los jueces que han participado en la instrucción de
‘su' caso, y todos ellos han salido huyendo del juzgado respectivo de
Castellón, donde Carlos Fabra es el todopoderoso cacique.
Este es un sistema que está completamente podrido. Hay mucha más cercanía
entre los políticos profesionales del PSOE y del PP que entre éstos y sus
votantes respectivos. No se muerden, vociferan mucho, pero no están
dispuestos a permitir que haya transparencia alguna. La podredumbre de uno la
tapan con el dossier de corruptelas del otro. La Transición fue una mentira
enorme y una absoluta estafa. No hubo ruptura democrática pero sí montaron
un tinglado que sirve para que la sociedad esté cada día más desinformada y
sin capacidad para decidir de cualquier cosa; los individuos como Zaplana
surgen y medran en el contexto de la sociedad desinformada y acrítica. Su
salto a la Generalitat lo dio en la época de ‘culto a los triunfadores'
propiciado por el felipismo, y hasta tal punto, que al mismo Mario Conde lo
invistieron ‘doctor honoris causa' de la mano del rey. Tanto en el ámbito
político como en el económico, el resplandor del éxito restaña los casos
judiciales de putrefacción económica y política por muchas pruebas que
existan. Los grandes medios de comunicación están dedicados a intoxicar y
silenciar, en sintonía con los distintos clanes de cada partido y sus enormes
intereses empresariales y financieros. Mientras muchos votantes acalorados
discuten en el bar si es mejor el PSOE que el PP, un sector de éste o aquel
partido se alía con grupos de presión del otro par, para tumbar a quienes
estorben de cualquiera de las dos organizaciones. Los partidos son estructuras
cerradas que carecen de la mínima democracia interna. Máquina de mentir para
que quien se salga del sistema sea silencian o fulminado.
Ni siquiera pienso que mi libro, sobre uno de los teóricos grandes enemigos,
le haya gustado a alguno de los profesionales del PSOE. El libro es un
proyecto que surge de la propia editorial FOCA, que consideraba que Zaplana,
que también considero yo, representa todos los comportamientos políticos más
detestables y amorales del sistema podrido que padecemos. En páginas del
libro aparece, por ejemplo, José Bono, de una forma muy oscura. Logré hablar
con políticos del PSOE, a título individual, también con antizaplanistas
del PP y antiguos zaplanistas valencianos, hoy pasados a las filas de
Francisco Camps. Este libro, escrito desde las afueras de los enjuagues
institucionales, molesta a todos los que se benefician y beneficiaron de ese
cobertizo político que, alegando la defensa de la Libertad, la Justicia y los
Derechos Universales en nombre de la Democracia, han convertido este sistema
que hace agua por todas y por cada una de sus cuadernas. En este caso, es difícil
hacer un ranking de las infamias y la sinvergonzonería. Terra Mítica es el
monumento al saqueo del dinero público, pero otros episodios son mucho más
elocuentes, aunque la cuantía de las rapiñas sea menor. Los detalles que
muestran la ficticia ‘personalidad' de nuevo rico de Eduardo Zaplana son muy
jugosos. Por ejemplo, el hecho mismo de comprarse un piso de quinientos metros
cuadrados en el Paseo de la Castellana madrileño con hipoteca de la Caja de
Ahorros del Mediterráneo, dirigida por gente que él nombró, a dedo, siendo
presidente de la Generalitat. La letra mensual, casi nueve mil euros, es
superior a su antiguo salario de ministro y al de jefe del grupo parlamentario
de la oposición. Si a eso le sumas trajes de diseño exclusivo, a unos
cuantos miles de euros la tirada, asistente personal, un porsche cayenne de
120.000 euros para su hija pequeña... El reloj que enseña en la portada del
libro es el Hublot suizo de 18.000 euros. Pero tiene muchos más en su colección".
Publicado el 10 de marzo de 2009 a las 13:45.